viernes, 8 de noviembre de 2013

Así de chiquito.


Chiquito, en sus brazos, en la terraza de Maza 557, Boedo.

Belgrano de dos manos y Maza, tarde de sol. Acababa de pasar el 2. El ruido acompasado de su motor eléctrico y el trole abrazado a unos trasigados cables chispeantes iluminaron mis ojos preescolares.

Su pícaro rostro -siempre atento a mis movimientos-, se cargó pletórico. Ya activada su imaginación, ensayó un enojo fingido que yo atribuí a la espera del 84. Nunca menos de 15 minutos.

- Qué lástima que creciste! -me reprochó desatando mi intriga-.

Al fin y al cabo lo que yo quería era crecer, para jugar en San Lorenzo, conducir un tranvía o besar a Violeta Rivas.

- ¿Por qué Papá?
- Porque cuando eras así de chiquito -y me indicó con una seña la medida que iba desde su dedo índice al pulgar- yo te metía en el bolsillo del saco y no pagabas pasaje.
- ¿Así de chiquito?
- Sí. Así eras cuando te trajimos del Centro Gallego.

Subimos en silencio y por la puerta trasera al tranvía. Solo me recomendó no sacara el codo por la ventanilla (una verdadera trampa mortal) y compartimos la travesia lenta y segura hacia Villa del Parque.

Varios minutos más tarde, cuando la máquina desarrollaba su máxima velocidad por la calle Neuquén, mis infantiles pensamientos no cesaban de dar vueltas alrededor de esa frase y la seña: "Así de chiquito".

Porque a esta altura del recorrido, cuando las bicicletas que alquilaba la casa "Mármora" giraban con frenesí por Plaza Irlanda, yo estaba convencido que Papá no mentía e intentaba en vano recordar aquellos viajes gratuitos al abrigo del mullido bolsillo de su saco color ocre de invierno.

Fue allí cuando sus ojos se achinaron, tras el verde cristal de aquellos anteojos de carey, con indescriptible ternura.

Contento por mi candidez, su carcajada (cuyo sonido aun guardo en mi recuerdo) reveló la razón de mi amnesia.

El creyó que me había engañado!

Hoy, que no lo tengo, estoy convencido de haber viajado en aquél bolsillo, muy cerca de su corazón.

Papá! Hoy hubieses cumplido 87 años.


Siempre juntos... para siempre Papá!

Dijo Gilda:

Que hermoso cuento, mi querido hermano,ellos, nuestros padres, están en nuestro corazón y ese amor es tan grande y atemporal que solo con pensar en ellos nos acompañan en todos los momentos de nuestras vidas, te amo. 


Dijo Norber:

Ale querido, admiro el poder de síntesis que tenes para describir un momento, para vos inolvidable, pero en varios pasajes me lo hiciste recordar, primero me dio nostalgia y después alegría, de haber compartido muchísimos momentos que yo también guardo perfectamente en el recuerdo. 

Para tu memoria te cuento que gracias a tu viejo me di el gusto de jugar frente al sector Bidegain (no se si se escribe así) con el Bambino Veira, el Loco Doval, el Nano Arean, Oveja Telch, Páez. Manija Rossi y otros que no me acuerdo, también el Tucumano Albretch. Esos sábados inolvidables que hoy al recordarlo se me parte el corazón, de solo pensar que jugué con ellos en esos picados informales después de una practica junto a junto a varios pibes como yo, que los íbamos a ver como entrenaban para el gran Domingo, y todo por tu viejo!!!

Gracias por compartir este momento, con quien te quiere.Te mando un Beso y Saludos a la familia.


Dijo Carlitos:

Si, somos familia hermano!!! Gracias por este recuerdo compartido conmigo... gran tipo Gene! Recuerdo siempre cuando se dirigía a mí, empezaba con la frase: Pibe, escuchame... y seguía. 

Feliz cumple allá arriba Gene!!!

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